domingo, 16 de junio de 2013

domingo, 24 de febrero de 2013

Dos sueños


Sueño de volar
Es uno de los sueños más lindos que tuve.
Era un sueño recurrente. Ahora hace años que lo dejé de soñar, pero lo soné muchas veces en su momento.
Soñaba, en efecto, que volaba.
Aleteo con los brazos, pego un salto y vuelo. Todo con energía pero con suavidad. No muy alto ni muchos metros, pero realmente es un vuelo. Más largo y alto de lo que ningún hombre podría simplemente saltar. Y con la clara sensación de estar flotando en el aire.
Empezaba como un salto gigante. Saltaba hacia arriba y adelante, extendía los brazos, y planeaba quince, veinte metros en más o menos diez segundos. Aterrizaba suavemente.
Era un salto porque me impulsaba primero con las piernas, pero no volaba con las reglas de la balística, como un saltador en largo, sino que realmente planeaba suspendido en el aire.
Si volaba no era exclusivamente debido al impulso inicial, tampoco estaba exactamente sustentado por el aire (no se parecía a bucear, por ejemplo); volaba sostenido por mi voluntad. Y porque simplemente era así, porque era posible. En el sueño sabía que volar no es normal, pero nunca me lo cuestioné demasiado. No es normal, pero era posible, ¿por qué no?
Aleteando con los brazos, podía sostener el vuelo algo más, incluso dirigirlo y ganar un poco de altura, aunque nunca volé más alto que mi propia estatura, a lo sumo me habré elevado con los pies a un metro del suelo.
Era chico y no había leído todavía sobre el vuelo chamánico.
Podía repetir el salto varias veces.
Por lo general sucedía en un descampado al atardecer, pero también podía ocurrir en una calle de noche.


La gota de mercurio
Una gota color mercurio. Como está en el más negro vacío, no tiene tamaño ni profundidad. Podría ser gigante o diminuta, no lo sé porque no hay con qué compararla.
De hecho, aunque la veo, no estoy presente con mi cuerpo.
Es luminosa, pero no es iluminada (¿desde dónde podría ser iluminada?), tampoco ilumina (¿a qué podría iluminar?). Desde luego tampoco refleja.
La descripción es tenebrosa, pero el sueño era sereno; la gota más bien se parecía a un objeto de meditación, es decir una herramienta para concentrarse, no pensar y mantenerse en silencio.
Al igual que en el sueño anterior, fue mucho más tarde que descubrí información sobre el tema, por ejemplo, a través de Borges, la tradición de la esfera de Pascal.

La música como afirmación

Tratar de entender lo que la música está queriendo decir. A riesgo de volverse un poco loquito. Meterse adentro para entender...